6 de abril 2023.

 

Por la mañana paseamos tranquilamente por la orilla de la cala mientras vemos a un señor mayor pescando dentro del agua con un artilugio de madera que desconocemos para qué es.  La cala se encuentra al final de un largo entrante de mar a modo de fiordo, al que no llegan apenas mareas, de modo que más que mar, parece un lago. Además, cubre muy poco y por eso el hombre va andando por dentro del agua.







Tras el estresante ascenso por el camino de piedras nos vamos en dirección a Palau para ver si cruzan ferries a la isla de Magdalena. No solo cruzan, sino que lo hacen con una periodicidad de cada media hora! Al principio habíamos pensado ir al Golfo de Odisei, pero tras ver que está a 2.5h, decidimos pasar a las islas y dedicar nuestros últimos días del viaje a verlas. Sabia elección! Ya volveremos para visitar el resto de la isla.




El ferry cuesta 40 euros ida y vuelta y tarda unos 20 minutos en llegar. No hace falta ni salir del coche. Llegamos a la isla de la Magdalena, la más tarde del archipiélago, a la hora de comer. Hay muchísimos restaurantes, pero muchos de ellos todavía cerrados y la población, como en otras ocasiones, en plena preparación para la temporada alta.

Todos los que miramos están cerrados, así que acabamos en uno por elegido al azar por la cantidad de gente que hay en la terraza. A pesar de que no tiene muy buenas críticas en internet, no comemos mal. Yo espaguetis vongole y Gemma risoto. Por cierto, los macciatos, fabulosos en toda la isla!! Se nota que estamos en Italia.

Tras la comida cogemos la furgo y cruzamos a la isla de la Caprera, que está unida a la Magdalena por un puente. Es una isla pequeña en la que no hay construcciones turísticas pues es parque natural. Fue una isla de defensa militar hasta 1981, en que pasó a declararse parque natural. Todavía conserva muchas de las construcciones militares, ya medio destruidas, y la red de caminos que crearon en toda la isla y que hoy se han convertido en senderos de trecking. La isla tiene pocas elevaciones, pero las suficientes para tener unas vistas fantásticas de todo el archipiélago.

Primero nos damos una vuelta con la furgo por las carreteras que la cruzan, básicamente una de norte a sur y algunas escasas laterales. Paramos en uno de los senderos que nos llama la atención porque transcurre entre preciosas formaciones rocosas y asciende a lo alto, ofreciendo hermosas vistas. Además, arriba hay un puesto militar de vigilancia. Está todo tan precioso en esta explosiva primavera que disfrutamos muchísimo del trecking.









Luego seguimos por la carretera al norte y comenzamos a hacer el trecking a la Cala Napolitana, que recomiendan visitar por ser la más bonita de la isla. Pero se nos ha hecho muy tarde y regresamos a mitad de camino para ir a buscar un lugar donde dormir antes de que anochezca. 

Encontraremos en la isla de Caprera el que será el lugar más precioso de pernocta de este viaje y probablemente de los primeros en lo que llevamos de uso de la camper… vaya pasada de sitio!! Una cala diminuta y tranquila que nos permite aparcar en la misma orilla en total soledad viendo un precioso anochecer… se puede pedir poco más a la vida!!






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